Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.
Judas y Satanás se ponen de acuerdo para ingresar a una empresa editora en el Perú.
Judas: Satanás, yo te nombro gerente general y pones tu propia gente. A cambio me pagas mensualmente un monto importante.
Satanás: Acepto, es la oferta que estaba esperando. Pero he revisado la lista de personal y tengo que sacar a los que pueden hacer peligrar nuestros negocios.
Judas: Procede.
Satanás: Entre ellos están tus amigos, los que te han apoyado, ah?
Judas: No tengo amigos, vine sólo, bótalos!
Mientras durante un año contentaba con algunas dádivas a Judas, Satanás astutamente fue copando todos los puestos de confianza, haciéndose cargo de todos los negociados y tomando el control absoluto de la empresa.
Advertido Judas de los hechos, busca a Satanás, y previo beso le dice: ¿Por qué me has traicionado, si te di todo lo que querías? Satanás, rodeado de su séquito de demonios, responde: ¿Quién eres tú? ¿Qué haces acá? ¿Acaso, no sabes que ya no eres presidente del directorio?
Judas, iracundo, vuelve la mirada a sus amigos en busca de apoyo, pero todos le dan la espalda y se van. Cerca hay un árbol. ¿Se ahorcará Judas?
Corren las apuestas.