En vísperas de la V Cumbre ALC-UE he recibido la Carta de los Latinos de Londres, dirigida a los mandatarios que se congregarán en Lima. La misiva, de alguna manera, resume el drama de la gran mayoría de latinos y caribeños que se encuentran en la Unión Europea, formando ese gran contingente de millones de inmigrantes del mundo que viven en otros países distintos al que nacieron (196 millones, según datos recientes) y que esperan con expectativa, acuerdos birregionales y acciones inmediatas que, por ejemplo, hagan viable la regularización migratoria y la reducción de costos de las remesas, entre otros temas de la larga lista de injusticias por resolver.
La Carta presenta una sinopsis que dice lo siguiente: “Londres es la ciudad con más latinoamericanos y caribeños en la Unión Europea. Al saludar a la V Cumbre de la UE y LAC pedimos que se tome en cuenta a los millones de inmigrantes que vivimos en Europa. Solicitamos que se nos facilite regularizar a todos los nacionales de LAC que viven, trabajan o tienen hijos en la UE; que se nos permita ser ciudadanos de la UE; que nuestros títulos y estudios sean convalidados; que nuestros hijos tengan derecho a ser nacionales de la tierra donde nacen; que no se nos discrimine; que seamos reconocidos como una minoría con nuestra propia cultura y derechos; que no se nos pongan trabas a nuestros comercios emergentes; que no tengamos que tributar en ambos continentes; que se nos den facilidades para poder enviar remesas, poder traer a nuestros familiares e importar nuestros productos nativos; que se permita la enseñanza de nuestras lenguas y cursos sobre nuestra historia y cultura en los colegios”.
Sinceramente es un descarnado mensaje, claro y fuerte, que alcanza mayor notoriedad cuando se refiere al origen y reconocimiento de las etnias. “Con mucho agrado vemos que en Londres hay un cuidado para reconocer y proteger a todas las etnias. En cada censo o cuestionario se pregunta a cada persona a que etnia pertenece: si es negro de origen africano, caribeño o mixto, si es blanco de origen inglés, irlandés, etc., si es asiático de origen indio, pakistaní, bangladeshí u oriental, etc. Sin embargo, nunca se menciona la palabra latino o iberoamericano. Nosotros debemos siempre rellenar la opción ‘otros’. Los latinos no nos diferenciamos del resto por nuestra tez si no por nuestra cultura y lengua, pero en los censos y cuestionarios londinenses o británicos no se nos reconoce ni como minoría étnica ni como minoría lingüística, algo que no empalma tan bien con los postulados de la UE.”
La migración es un tema crucial que también está, aunque casi de soslayo, en la agenda de la V Cumbre, bajo el concepto de Pobreza, desigualdad e inclusión. Para el Perú, convertido en un país “expulsor” de sus ciudadanos, es trascendente que se aborde como un asunto prioritario porque tiene que ver directamente con la agenda social interna. Recordemos que de los tres millones de peruanos que se encuentran en el exterior, unos 600,000 están en la Unión Europea.
Hay peruanos de éxito en Estados Unidos, en la Unión Europea, en otros países de América Latina y demás continentes. Hay peruanos ricos o enriquecidos por sus negocios en el exterior. Pero la gran mayoría trabaja a pie forzado, en condiciones desiguales, sufriendo las inequidades descritas en la “Carta de los Latinos de Londres”. Pero aún así, los migrantes se dan maña para enviar cada año tres mil millones de dólares de remesas a sus familiares. ¡3, 000, 000,000 millones de dólares! en sólo doce meses, no en una década. Ese monto llega a por lo menos el 10% de la población peruana, la gran mayoría de los destinatarios en situación de pobreza. Lo malo es que por ese monto, los bancos y empresas de remesas, se quedan con unos 300 o 400 millones de dólares por concepto de altas comisiones, monto que bien podría servir para generar empleo y crear microempresas.
Países como el Perú, en consecuencia, tienen la obligación, la urgencia, de proteger a ese patrimonio humano en el exterior, en su doble condición de connancionales con deberes y derechos y contribuyentes de primer nivel en la lucha contra la pobreza. He aquí un tema sensible que esperemos sea incluido con la misma emoción con la que se trata la inversión extranjera. ¿Por qué el flujo de capitales es bienvenido y porqué no, el flujo de personas?
Del fenómeno migratorio se ha hablado poco o nada. Por eso, el cliché para resumir los prolegómenos de la V Cumbre puede ser “mucho ruido y pocas nueces”, como para seguir el estilo del populachero “perro del hortelano”, que tanto gusta a muchos amantes de la copia. Estoy convencido que ni los ministros y altos funcionarios peruanos conocen si quiera los alcances de la agenda principal de la Cumbre. Y por supuesto, menos la gran mayoría de los peruanos. Sí se tiene idea, en cambio, del caos vehicular, de la espectacular custodia policial, de los regalitos para los ilustres visitantes, que ya no viene Carla Bruni (¿y para qué iba a venir, ah?) y de los anuncios de fuegos artificiales. Todo sobre la cáscara y lo superficial; nada sobre el fondo, nada de la pepa.
En un evento de esa naturaleza, con delegaciones de 60 países, con unos 40 o más presidentes o Jefes de Estado, con repercusión mundial, que tiene lugar en Lima, lo mínimo que se esperaba del Gobierno era una campaña previa de sensibilización e información a nivel nacional. Sobretodo, difusión de conceptos e ideas clave no sólo para el interior del país, sino para el mundo, sobre la propuesta peruana para los temas centrales.
En vez de promoverse una o varias mesas de debate y de propuestas, con la sociedad civil, universidades, centros de investigación, lamentablemente, la comisión organizadora se ha detenido en la hojarasca, en la insulsa, inexacta, repetitiva y tardía campaña “Perú Now” y en frases tan manidas como que para seguir creciendo necesitamos inversión extranjera. ¿Acaso recién sabemos esta verdad? El asunto es en qué condiciones, en qué sectores, a cambio de qué, qué impactos, entre otros aspectos estratégicos. Por ejemplo, en el tema de capitales, España ofreció a Perú y Ecuador, tras la firma del Acuerdo de Paz, constituir un fondo de 2,000 millones de dólares a través de la llamada mesa de donantes para desarrollar la región fronteriza. De eso, bien gracias. Allí está un tema pendiente, silenciado en todos los idiomas.
Estamos en la hora crucial y los mandatarios deberán suscribir la Declaración de Lima, pre-elaborada en reuniones a puerta cerrada por las delegaciones diplomáticas y funcionarios sectoriales. Que no falte, ojala, el pronunciamiento claro sobre la migración y sus consecuencias y la aceptación de la Unión Europea de no dar paso a acuerdos unilaterales como la expulsión abusiva, el encarcelamiento y la penalización del fenómeno que convierte a los migrantes en viles delincuentes, tal como lo propone la Directiva de Retorno, sobre la cual comentamos hace una semana.
Miguel Angel Risco Esquén
Periodista
Peruanos en el Mundo
Lima, 14 de mayo de 2008
